
Después de un largo proceso y muchas vivencias llegué a la conclusión de que hay que hacer lo que nos gusta. Mi principal error, creo, fue pensar en la plata como objetivo principal. Si bien creo que la vida nos pone retos todo el tiempo, haber pensado en mis pasiones me hubiese ahorrado tiempo, estrés y momentos de poca o nada de motivación.
Estudie una carrera (profesorado de inglés y la deje en el tercer año). Quise intentar después de años otra carrera (traductorado de inglés) pero rápidamente me di cuenta de que no era lo que quería. Asíque después de estar un poco abrumada por el encierro que me trajo la maternidad, empecé a buscar casi sin pensar todo lo que olvidé que me gustaba y me hacía tan bien; sólo por placer y no por un rédito económico.
Retome la fotografía, me anoté en un taller de fotografía creativa. Retomé la lectura, me anoté en un taller de escritura y eso me hizo darme cuenta que me faltaba motivación pero era completamente capaz de recuperarla. Hace un tiempo había empezado a pensar que quizás no iba a volver a motivarme, pero son sentimientos que nos invaden cuando nos sentimos alejados de nuestra esencia.
Creo también que cuando uno sigue lo que realmente le apasiona el camino se va mostrando y las cosas fluyen de otra manera. Como si las piezas fueran encajando solas.
Espero que esta experiencia y muchas de las que tengo para contar pueda llegar e inspirar a mucha gente a disfrutar el presente que tenemos.